Pastor José Luis Cinalli
7/3/2021
El ayuno que rompe maldiciones
“… Nunca me valgo de planes ni métodos humanos para ganar mis batallas. Para destruir las fortalezas del mal, no empleo armas humanas, sino las invencibles armas del todopoderoso Dios…”, 2ª Corintios 10:3-4 (NT-BAD).
¿Cuáles son las indestructibles armas con las que Pablo ganaba todas sus batallas? La fe, la oración y el ayuno. Combinadas rompen cualquier atadura, destruyen cualquier fortaleza y derriban cualquier gigante. Jesús dijo que la fe mueve montañas (Mateo 17:20) pero por sí sola no alcanza para expulsar algunos demonios testarudos; en esos casos hay que ayunar: “Esta clase de demonios solo se la expulsa con la oración y el ayuno”, Mateo 17:21 (NBJ). Los discípulos aprendieron esa lección el día en que fueron desairados por un demonio mientras trataban de liberar a un niño. Autoridad espiritual y experiencia para sanar enfermos tenían. Lo que les faltaba era fe y ayuno. En ese tiempo los discípulos eran muy perezosos para el ayuno (Marcos 2:18-20) muy diferente a Pablo quien ayunaba desde el día de su conversión, Hechos 9:9. Por eso ganaba todas sus batallas. Entonces, cuando la fortaleza espiritual se vuelve indestructible hay que AYUNAR. ¡El ayuno es un poderoso recurso espiritual para ganar batallas imposibles!
El ayuno produce resultados extraordinarios. Por eso cuesta tanto practicarlo. Existe una sola cosa que es tan difícil como el ayuno: la oración de común acuerdo en el matrimonio. ¡Cuesta lágrimas! La disciplina espiritual que más nos cuesta es la que generalmente más bendición nos trae. El ayuno derrota al diablo. Es lógico que haya oposición. ¿Necesitas tomar una decisión importante? ¿Te falta sabiduría? ¿El negocio está maldecido? ¿El ministerio está seco? ¿Tus hijos están en las drogas? ¿Tu economía se desmorona? ¡AYUNA! ¿Qué hizo Josafat para enfrentar al poderoso ejército sirio? Convocó a un ayuno nacional y Dios les dio la victoria, 2º Crónicas 20:3 y 17. ¿Qué hizo Ester cuando el rey decretó el exterminio de todos los judíos? Convocó a un ayuno nacional y Dios los libró de la muerte, Ester 4 y 9. ¿Qué hicieron los israelitas cuando los benjaminitas se pervirtieron? Convocaron a un día de ayuno y Dios les dio la victoria, Jueces 20:26-35. Todas estas eran batallas humanamente imposibles de ganar. Sin embargo vencieron con ayuno. ¡Ayuno colectivo! Ayunar tiene poder, pero es mucho más efectivo cuando se lo hace de común acuerdo con otros creyentes. Dios dijo: “… Organicen un día de ayuno. Convoquen a una reunión… en el templo… y hagan oración al Señor”, Joel 1:14 (PDT). Imagínate lo que sucedería si los creyentes se pusieran de acuerdo para ayunar el mismo día. ¡Eso sería poder multiplicado al infinito! Por tal motivo e inspirados en las Escrituras decidimos ayunar como iglesia todos los jueves del año y, al final del día entregamos el ayuno en el templo donde la iglesia se reúne para orar en pequeños grupos.
El ayuno tiene poder en sí mismo porque es una entidad diferente a la oración. Jesús dijo: “Cuando des… cuando ores… y cuando ayunes”, Mateo 6:2-16. Él no dijo: “si das limosna… o si oras… o si ayunas” como si estas disciplinas espirituales fueran opcionales. De modo inequívoco, categórico y sin reservas Jesús dijo “cuando ayunes”. No dejó lugar a dudas de que los creyentes deberíamos ejercitarnos en la disciplina espiritual del ayuno. El ayuno es un ejercicio espiritual diferente a la oración. Aunque en las Escrituras y en la práctica generalmente van unidas, no s